En efecto, el ransomware ha vivido su mayor expansión hasta la fecha en 2016, año en que también se ha comprobado la vulnerabilidad de los dispositivos conectados con el Internet de las Cosas (IoT, en inglés) que han facilitado ataques de denegación de servicio (DDoS), dirigidos contra empresas o incluso contra servidores de videojuegos populares.
FUENTE: Tecnologia y Derecho